CRISTO VISION
  Devocionales
 

 

El pecado

 

Todo comienza con el peor engaño de una serpiente (de aspecto delictual), sobre una mujer con falta de actitud. Una manzana, un fruto, una delicia, le despierta el apetito de la carne, pero ella sabía que ese fruto estaba prohibido por Dios. Sin mayores vueltas decide comerla… “bueno ustedes saben la historia”

Es importante señalar que, Dios también dictaminó un fruto para la vida eterna, que estaba fuera de alcance para el hombre.

Ahora revisemos este sobrellevado mundo del pecado.

 

¿Qué es el pecado?

 

Es la desobediencia intencional a los mandatos de Dios.

Entonces… ¿Qué hacemos nosotros diariamente?, desobedecer a los mandatos de Dios, es decir, todo lo que hacemos conscientemente y que va en contra de lo que Dios estableció en sus mandatos.

Jehová nos dio a conocer todo lo que hacíamos mal por medio de los mandamientos, pero… ¿Qué pasa si una persona no conoce si lo que está haciendo es pecado?, tranquilo esto lo veremos más adelante ¡¡ no te apresures!!

¿Por qué pecamos?

 

Ponte una mano en el corazón y confiesa que nadie peca por deporte… ¿entonces?, se sincero y confiesa que pecas porque te gusta, no porque te sientas obligado a hacerlo, ¿no es cierto?, exactamente campeón, nosotros pecamos porque nos gusta hacerlo, es decir, tu cuerpo es carne, y como tal, necesita satisfacerse de muchos placeres que Satanás pone a tu disposición, no es que Satanás quiera destruir tu cuerpo eso es muy fácil para él. Lo que quiere es cortar tu unción, hacerte sentir mal y con eso separarte de Dios voluntariamente, porque así crees ¡¡que no sirves para nada!! a puesto que eres uno de esos ¿no? Pues déjame decirte que no tienes la culpa, ¡¡es tu carne que te pide placeres mundanos!!

Campeón, nuestra carne en su naturaleza se satisface con los miles de placeres de este mundo, es un diario vivir inevitable.

Un adicto a las drogas, al alcohol, dinero, mujeres, sexo, pornografía, etc. No lo hace porque está obligado o por practicar algún deporte, lo hace porque su carne le satisface hacerlo.

 

¿Para qué pecamos?

 

Como el pecado no es un deporte y la Biblia no señala que pequemos todos juntos en paz y en armonía. Lo hacemos simplemente porque nuestra carne nos pide, nos provoca, nos incita a hacerlo. Es decir, pecamos porque satisfacemos las necesidades de nuestra carne. No pecas porque estás mal, eres imperfecto, naciste fallado, tuviste mala suerte o la vida te juega mal. Para ir a la presencia de Dios no trates de excusarte de que eres débil, que no eres digno, que  te cuesta mucho o cualquiera sea tu excusa para no seguir sirviendo a Dios. Ve a la presencia de Dios y di: “padre yo peque porque me gusto hacerlo, satisface la necesidad de mi cuerpo y yo me deje llevar por ese deseo, te pido perdón”, créeme que esa es la actitud que debemos tener a la hora de confesar nuestros pecados a Dios.

Hermano no le mientas más a Dios y confiesa que pecas porque te dejas llevar por el deseo de tu carne, porque ese problema no te corresponde solucionarlo con tus propios esfuerzos, necesitamos a Dios en todo lo que emprendamos. Es decir, si decides emprender la sepultura de tu pecado necesitamos a Dios para lograrlo; tú decides la tierra que le echaras encima a tu pecado y Dios decidirá qué tan profundo quedará.

Si vuestros pecados fueran como la grana, como la nieve serán emblanquecidos. (Isaías 1:18).

 

¿Cómo pecamos?

 

Como no importa el pecado que cometas, la consecuencia siempre será la misma: remordimiento, y además, manchará tu unción. El remordimiento es un tema “grave” porque no cabe duda que después de haberlo hecho querrás alejarte del evangelio y de tu unción. Satanás en su mayor meta es hacerte sentir “mal”, porque con eso consigue alejarte de manera voluntaria de Cristo. Con un remordimiento y un desprecio total, hacia ti mismo.

Cabe señalar que “todo pecado parte desde un pensamiento (léase proverbios 23:7)” por lo tanto, todo lo que cruza por tu mente afecta tu vida y lo que haces. Ahora ¿de dónde vienen esos pensamientos? Siempre vendrán de parte del enemigo para incitar a tu cuerpo a responder a esos estímulos. ¿Qué gana con eso Satanás? A tu cuerpo nada, pero… te consumirá el remordimiento por haberle faltado al señor y eso estimulará a que te quedes en el camino y nunca llegues a superar ese dolor, por consecuencia, te sientes mal parado ante Dios y te retiras del evangelio.

Ÿ¡¡Dios te equivocaste en escogerme a mí!!

Ÿ¡¡No merezco ser hijo de Dios, mejor escoge a otro en mi lugar padre!!

Ÿ¡¡Soy muy débil, no sirvo para nada!!

Ÿ¡¡para que nací, mejor hubiera sido cualquier otra cosa!!

¡¡Ya no aguanto más, el diablo me ganó!!

 

 

¿Te has sentido así alguna vez?, yo igual que tú me he sentido así muchas veces… ¿quieres saber que fue lo que me levantó? Lee Deuteronomio 31:8 = Dios mismo será tu guía, y te ayudará en todo; él jamás te abandonará. ¡¡Echa fuera el miedo y la cobardía!!

Siempre que te viniese un pensamiento de mal, piensa en este versículo. Piensa tantas veces y repítelo tantas veces que ese pensamiento se irá, pero ¡ojo! Volverá para tentarte nuevamente. No te retires del evangelio esperando solucionar tus problemas, primero ¡¡porque nunca comenzarás!! ¡¡Yo prefiero mil veces depender de la mano de Cristo rescatándome de las aguas como Pedro, que intentar hacer mi propia dependencia como cristiano y esperar que se me solucionen los problemas!! ¡¡Prefiero morir intentando agradar a Dios, aunque parezca que no me escucha y que todo a mí alrededor se está cayendo sobre mí, que cruzarme de brazos y decirle a Dios que el enemigo me ganó!! Porque en el mundo tendréis aflicción, mas confiad en mí, pues yo he vencido al mundo. “no me sé el pasaje, pero sé que ustedes sí”.

Bueno todo esto era solo una introducción al tema. Ahora presten atención, porque quiero que se den cuenta que intenten lo que intenten caerán en uno de estos vínculos:

Nosotros pecamos de manera “consiente”: hay veces en los que nuestros pensamientos los incitamos nosotros mismos, me explico. Cuando un pensamiento nos cruza en la mente tenemos la posibilidad de abortar dicho pensamiento, es decir, en ese momento podremos decidir si seguir pensando en eso o cambiar de manera inmediata nuestro pensamiento despejando nuestra mente cantando, recitando versículos de la Biblia, y si no te sabes ninguna canción o versículo piensa en otra cosa productiva. Cuesta, lo sé, varias veces le cederás el paso al pensamiento pero no te desanimes. Dios no te abandonará recuerda “Deuteronomio 31:8”. En resumen ésta forma se aplica a toda decisión de discernir entre lo bueno o malo que te pudiese provocar dicho pensamiento. Esta es una forma donde pecamos “SOLO” en nuestra mente, no tiene nada que ver con la reacción de nuestro cuerpo ante nuestro pensar.

 

 

ŸNosotros pecamos de manera “inconsciente”: existen en nuestros sueños, cuando el enemigo se aprovecha de nuestro estado de descanso, provocando en nuestros sueños deseos o intenciones inicuas. La inconsciencia también se aplica cuando hacemos cosas instantáneamente, es decir, si estás recién empezando en el evangelio lo más probable es que por concepto de tu “rutina pasada” sigas haciendo cosas que no te das cuenta que las haces. Ej.: alguien te regaña o te dice algo que te molestó muchísimo y por ende, reaccionaste de mala forma insultándole. En resumen ésta forma se aplica a todo sueño que pervierte tu unción  inconscientemente y a toda acción que no fue pensada antes de hacerla (tu mente estará tan ligada a tu hábito o rutina, que hay veces que parece que tu cuerpo reacciona de manera propia)

 

 

ŸNosotros pecamos de manera “aplicada”: esta es la forma que ¡¡más usamos!! Se refiere a todo pensamiento que termina en una acción, es decir, estamos viendo en un computador pornografía lo más lógico es que nuestro cuerpo quiera satisfacerse de manera propia también, conllevando así, a masturbarse. Te explico de otra forma: se te cruza un pensamiento, por ejemplo de infidelidad, sabes que es pecado, que es faltar al Señor al romper tu lazo matrimonial. Pero no haces nada por cambiar tu pensar o de buscar a Dios para enfrentarlo. Te sientes confundido y empiezas a creer que Dios no te responde o no te escucha. Es entonces cuando ese pensamiento consume tus hormonas y se transforma en una acción. Al día siguiente amaneces acostado con alguien que no era tu esposo o esposa. Primero: un pensamiento; dos: te provoca una excitación en el cuerpo; tres: ese pensamiento se convierte en un accionar de tu cuerpo, acostándote con otra persona. En resumen, el pensamiento que cruza tu mente, si no le pones fin con la fe en el Señor, provocará una respuesta física de tu cuerpo, es decir, esta forma aplicada combina pensamientos y reacciones de tu cuerpo. Pero recuerda: tú tienes el poder, no tu cuerpo. Tú decides caer, tú determinas el pensamiento a seguir.

Nosotros pecamos de manera “persuasiva”: casi todos los jóvenes de nuestra sociedad se dejan llevar de manera influyente, ya sea querer ser parte de un grupo de amigos, imitar lo que otro hace o cualquiera que sea una influencia en la vida de una persona. Pues nosotros también nos dejamos llevar por el montón, en vez de creerle a Dios que somos campeones, hijos del Dios Altísimo, hijos con poder y autoridad. Preferimos creerle a todo aquel que nos dice: no sirves para nada, tu nunca llegarás a ser hijo de Dios, no tienes el poder para hacerlo, eso no se puede hacer porque nadie lo ha logrado… en fin, le mandamos a decir a Dios que es un mentiroso y le creemos al montón. ¿Sabes quién te dice esas cosas? Alguien que jamás lo ha intentado, alguien que tira la toalla antes de entrar a la pelea, alguien que JAMÁS LE Ha CREÍDO A DIOS. En resumen, ésta forma es todo intento de dejar que otras personas decidan nuestra vida, llevándonos en muchos casos a la vida pecadora que no le agrada a Dios.

Bueno campeón es tu decisión creerle a Dios y su palabra que eres salvo por gracia, por que el quiso salvarte, te a escogido del montón y quiere hacer alguien de ti, un grandísimo hombre o mujer. Ya no te asustes acabas de ver y llegar a la conclusión que no puedes evitar el pecado pues siempre está presente en tu vida, eso no quiere decir que no te esfuerces por hacerlo, todo lo contrario, entre mas tentación, prueba, obstáculo o problemas que en tu vida venzas, Dios mayormente te bendecirá y te pondrá en un lugar mejor en la sociedad, probablemente enriquezca tu situación económica o empieces  a ver ya tus sueños cumplidos y quizás, Dios ponga sueños tan grandes en ti, que nunca jamás  imaginaste poder  tener. Créele a Dios y a su palabra y todo en la vida te saldrá bien. No te preocupes tanto en caer, levántate y enfrenta a Satanás porque él no puede quitarte tus sueños (proverbios 24:16 - porque el justo cae 7 veces; y vuelve a levantarse). Lo más importante es ir y predicar el evangelio, que quedarse toda la vida lamentándose por algo que Dios ya perdonó hace 2000 años atrás. Solo tú decides, Dios no decide por ti.

Que Dios te bendiga hermano.

 

Carlos Naranjo / Chile


Somos salados
 
Vosotros sois la sal de la tierra, si se desvaneciere ¿con que será salada?,
No sirva mas para nada, sino echada fuera y hollada por los hombres.
                                                                                   (Mateo 5:13)
 
  • Jesús empezó su ministerio en Capernaum, ciudad marítima que estaba muy identificada con la sal, pues sus pescadores la usaban para mantener fresco y libre de descomposición los pescados. E incluso en estos tiempos hay pescadores que ponen sal a las carnadas que les sobran para evitar su descomposición.
 
  • El Espíritu Santo produce la sal que le da el toque especial y el sabor a la palabra de Dios. Por consecuencia, el sabor y el toque especial de la palabra de Dios produce hambre, como también sed en nuestro interior. Nos incita a digerir diariamente la palabra de Dios con hambre devastadora  por un mensaje o revelación de parte de Dios. Con sed del Espíritu Santo por obtener su unción y su calidez. Lo que produce placer y gozo al digerirlas.
 
 
  • Esta sal, este placentero sabor de la palabra de Dios, la entrega el Espíritu Santo que nos la da por revelación de ser hijos del Padre eterno. Por esta razón, esta es especialmente guardada para sus  hijos, un inconverso o un hombre natural no logra saborear la palabra cuando este la digiere.
 
  • Una de las propiedades de la sal es conservar los alimentos y así hacerlos perdurar mucho tiempo. De esta manera, el Espíritu Santo nos recubre de este toque espacial, ya mencionado anteriormente, y nos protege del desgaste exterior, que pueden ser las inmundicias de este mundo, problemas familiares o matrimoniales, en general todo lo que en este mundo nos pudiese afectar. Ya que, estos llamados problemas, sufrimiento o dificultad los detecta el Espíritu Santo y nos incita de manera salvadora a tomar  la Biblia y leerla, es decir, nos produce apetito por la palabra, por buscar primeramente el reino de los cielos y levantarnos en momentos difíciles donde todo parece amargo y nos provoca nauseas, es ahí cuando el Espíritu Santo viene y nos da el toque especial para refugiarnos en la palabra.
 
 
  • Una de las propiedades de la sal es, la de no permitir que hongos y bacterias descompongan la carne, de esta misma manera nos protegerá de las tentaciones de Satanás y de su intención de aprovecharse de nuestra carne.
 
  • ¡¡Cuidado!! la sal debido a su poco uso también se descompone. Al descuidar la lectura o no permitir que el Espíritu Santo obre en nuestra vida y también dejando de lado la oración y el dejar de congregarse, se pierde el uso que le estemos dando a la sal en nuestro interior, que conlleva a desvanecer nuestra unción, nuestros dones, nuestra comunión e intimidad con Dios, es decir, toda nuestra unción de parte del Espíritu Santo se adormece en nuestros corazones, nuestro amor por Dios se desvanece y poco a poco perdemos el fuego que un día nos encendió. No es que la unción o el Espíritu de Dios lo vayamos a perder, sino, que Dios estará esperando que tomes la determinación de cambiar la sal dura y oxidada, por la sal nueva y apetitosa del Espíritu Santo. Y por ende, toda tu unción, dones, espíritu y comunión con Dios estarán dormidos hasta que no te decidas a hacerlo.
 
 
  • Solo cuando hayamos aprendido a digerir con gozo y alegría la palabra de Dios, podremos ser la sal del mundo, ¿como?  aplicando sal a la gente del mundo, es decir, tratar de ser influencia para ellos, ya sea, ayudando a nuestro prójimo mostrando amor e interés, y no quedarse sentado esperando que Dios te diga algo!!! Hazlo!!! Ya!!!
 
  • Que te quede claro: ser luz es que el mundo vea lo bueno que haces, que vean al cristiano enamorado de Dios y te empiecen a imitar; y ser sal es contagiar con tu amor al mundo, darles el toque especial a la palabra para que ellos digieran con gozo y alegría.
 
 
 
Que Dios te bendiga hermano.
 
Por: Carlos Naranjo
Chile

 

 
   
 
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